Martín Kremenchuzky, primer Ironman no vidente que completa la prueba de Florianópolis

El triatleta se convirtió en el primer argentino no vidente que compite en un ironman; además de debutar en la prueba, logró coronarse en la general de todas las discapacidades

Por Gonzalo Cornago  | LA NACION – 3 junio 2015

Cumplió un sueño. Corrió un Ironman . No contento con nadar 3800 metros, pedalear 180 km y correr 42k, Martín Kremenchuzky ganó no sólo su categoría, sino que se alzó con la general de todas las discapacidades.

«La verdad es que en este momento tengo una felicidad inmensa, no solo logre completar el ironman sino incluso hacerlo en mucho mejor tiempo del esperado y encima terminar entero», cuenta Kremenchuzky, aún celebrando en tierra brasilera. «Mi objetivo era no superar las 14 horas y lo terminé haciendo en poco más de 12 horas. Diría que objetivo más que cumplido», dice con convicción.

Toda le dura la euforia al triatleta que padece síndrome de Usher, una enfermedad poco frecuente que producto de una rareza de origen genético le provocó hipoacusia, falta de equilibrio y pérdida progresiva de la visión.

Martín convive con esta afección que nunca detuvo su marcha y hace poco más de seis años perdió definitivamente la visión. Su historia inspiradora superó todas las fronteras y afirma que correr le salvó la vida.

llegada salto

 

 

-¿Cómo definirías cada etapa? ¿Cuál fue la más dura?

-En el agua me fue muy bien. En la bici fue muy duro la parte de los morros. Imaginate 800 metros bien empinados hacia arriba. Cuando estaba por la mitad del morro y no podía más, estaba obligado a seguir o seguir sino después sería mucho peor. En la maratón, en las últimas dos vueltas ingresabas en un camino angosto por el cual los triatletas corrían en ambos sentidos y unos cuantos que venían de frente no se daban cuenta que yo era ciego y me llevaron por delante varias veces. Pero después que pasé los primeros 21 km y seguía entero me di cuenta que el objetivo se cumpliría seguro y pude empezar a saborear el logro. Pero hubo algo que me ayudó a disfrutar mucho de la carrera. Dado que mi guía es diabético, tuvimos que hacer algunas paradas para que se hiciera controles de glucemia.

 

bici 2

-¿Cómo viviste el momento previo de llegar a la meta?

-El último km fue increíble. El griterío y la ovación de todo el público era infernal, a tal punto que tenía que agarrar del hombro a mi guía en vez de la soga porque no escuchaba ninguna indicación que me daba. Cuando llegué a la meta me costó concientizarme del logro que había obtenido. Sin saberlo, había salido primero en mi categoría, que abarcaba no sólo a no videntes sino a las demás discapacidades también.

-Siempre tenés una meta o un nuevo objetivo a la vista. ¿Cuál es tu próximo desafío?

-Todos los que me conocen me preguntan cuál es mi próximo objetivo. Mi objetivo más inmediato es por un día no pensar en cual va a ser mi próximo objetivo deportivo. Mañana sigo pensando. Hoy quiero descansar.

 

llegada puño

 

Historias de Running- Martín Kremenchuzky -El primer Ironman no vidente argentino

Martín sufre del síndrome deUsher, perdió la visión. Mañana en Brasil tendrá que nadar 3800 metros, pedaleará 180 Km y correrá 42 Km . Lo entrevistamos a horas de la hazaña.

Nota publicada por Running Radio 30 mayo 2015

 

RR – Otro desafío más en tu vida: convertirte en el primer argentino ciego que participa de un IronMan, en Brasil. ¿Con qué expectativas vas?

 

MK – Por ser mi primer IronMan mi expectativa es poder llegar dignamente, es decir no buscaré marcas. Al ser mi primer competencia tan larga hay varias cosas que no sé cómo mi cabeza y mi cuerpo van a responder, por lo tanto priorizaré ir más tranquilo y llegar entero antes que dar todo y quedarme a mitad de camino.

 

RR – ¿Cómo fue tu entrenamiento para esta competencia y qué inconvenientes encontraste para entrenar?

 

MK – Voy a explicar las 3 disciplinas por separado.

Atletismo entreno en el CENARD, en donde hacemos todos los trabajos de pasadas y cambios de ritmo, y los fondos acostumbro hacerlos en las carreras de fines de semana. En esta disciplina no tuve dificultades para entrenar dado que siempre tenía al guía disponible.

Para natación me dan un andarivel para mí solo en la pileta del Sport Club Libertador. Esto ocurría sólo en determinados horarios a los cuales debía adaptarme.

En ciclismo es donde más inconvenientes tuve. Yo sólo puedo entrenar en el circuito KDT y recién en enero de este año conseguí un guía que tuviera la capacidad y disponibilidad que yo necesitaba. Aparte, la guardería de bicicletas del KDT permanece cerrada desde diciembre, lo que implica llevar y traer el tamdem (bicicleta doble) cada vez que iba a entrenar. Y por si fuera poco, si le sumamos que en enero sólo se podía ir después de las 17 hs porque había colonia de vacaciones en el KDT, y que estuvo algunos días cerrado por obras de EDENOR, y que los días de lluvia no nos dejaban pasar… me impidió completar el plan de entrenamiento recomendado.

Los profes con quienes entreno las 3 disciplinas anteriores son: Hernán Rotbard (running), Claudio Valiente (natación) y Fede Rodríguez (ciclismo), bajo la supervisión de Abayuba Rodríguez, Director de la Escuela Argentina de Triatlón.

Parte de mi entrenamiento incluye trabajos regenerativos tanto en Power Plate como con masajes. La recuperación es parte importantísima en cualquier entrenamiento. Las personas que me asisten son: la kinesióloga Verónica Moscatelli en los masajes manuales y la profesora Diana Bustamante en la regeneración por vibración con plataforma Power Plate.

 

RR- ¿Te surge algún temor por el circuito? ¿Lo conociste previamente? ¿Quiénes te acompañan como guías?

 

MK – La verdad es que lo relacionado al circuito ni lo pensé! La única dificultad mayor del circuito de Floripa es la gran cantidad de morros que tiene y que no pude entrenar cuestas. Junto a mí vienen mi guía Abayuba Rodríguez, quien además es diabético, su hermana, por si llegara a necesitar asistencia por su condición, y mi novia para sacarme fotos (jaja).

 

RR – Nadar en aguas abiertas 3800 metros, ¿cómo pensás encarar esto?

 

MK – La verdad es que ya nadé en mares, ríos, lagunas, piletas y, sinceramente, en ningún momento se me cruzó por la cabeza que estas aguas pudieran llegar a tener algún tipo de dificultad. Sí me intriga un poco la distancia, dado que hasta ahora, en las diferentes competencias en las que participé, nunca tuve que superar los 2000 mts de natación.

 

RR – Sabemos que tenés el Síndrome de Usher, y eso no te detuvo. Y tenés un fuego sagrado de luchar contra la adversidad, ¿cómo mantenés esa llama prendida? ¿Qué mensaje le darías a una persona con capacidades diferentes para salir adelante?

 

MK – Estoy convencido de que las personas con capacidades diferentes podemos hacer mucho más de lo que imaginamos. La clave está en la ACTITUD. El saber que muchas de estas personas siguen mis pasos me hace mantener esta llama siempre bien encendida!

El mensaje es que si piensan que no van a poder, lo más probable es que no puedan, pero si empiezan a confiar en que SI PUEDEN, van a lograr mucho más de lo que creen!

 

RR – Contanos cómo es tu rutina de entrenamiento y cómo es tu vida diaria.

 

MK – Soy ingeniero en sistemas y trabajo unas 5 horas diarias. Entre logística y entrenamiento le dedico unas 4 horas más. El resto del tiempo, dependiendo del día, se lo dedico a mi hijo, a mi novia, a los amigos, a la familia. A veces también doy charlas de motivación, contando mi historia y cómo hice para salir adelante.

 

RR – ¿Qué te divierte y qué te molesta de entrenar?

 

MK – Cuando entreno me relaciono con diferentes personas y eso me entretiene bastante. Por suerte son todos bastante charlatanes y conversadores. Lo único que no me gusta en tener que entrenar es cuando estoy cansado o con la cabeza en otra cosa.

 

RR – ¿Cómo es tu dieta?

 

MK – La verdad es que no llevo ninguna dieta en particular, soy de comer mucho pero sano. En realidad como muchas pastas, carnes, frutas y verduras. También me doy los gustos con helado y chocolate. Lo que intento evitar son las frituras, facturas y la crema.

 

RR – ¿Cuántos pares de calzado tenés?

 

MK – Tengo un par de zapatos de ciclismo y 3 pares de zapatillas de atletismo (2 para entrenar y una para competir).

 

RR – ¿Tenés algún apoyo económico como deportista?

 

MK – Hace varios meses tengo el apoyo del Banco Industrial (BIND) pero más que como deportista es como ejemplo de superación! No me exigen ni marcas ni asistencia a determinadas competencias, simplemente me dijeron “Martín, sólo queremos que sigas por el camino que venís llevando y queremos ayudarte con los gastos de entrenamiento, movilidad y otros para simplificarte tu camino”. Me siento muy a gusto siendo el Embajador del BIND. A cambio debo usar la ropa con logo en las competencias y dictar algunas charlas de inspiración a sus empleados. No tengo ningún apoyo oficial, como así tampoco de ninguna marca deportiva.

 

RR – ¿Toto es tu pilar emocional?

 

MK – La verdad es que Toto fue mi pilar emocional para comenzar a hacer. Actualmente muchas cosas las hago por él y también por mí! Pero también otro pilar importante que me motiva a ir por más es sentirme como ejemplo de que se puede para otros discapacitados.

 

RR – ¿Tango o rock es tu música preferida?

 

MK – Si se trata de bailar lo que más me gusta es el rock y el tango en ese orden, en cambio si se trata de escuchar música prefiero el rock nacional y los boleros.

 

RR – ¿Cuál fue tu mejor momento desde que empezaste a practicar running?

 

MK – No sé si hubo un mejor momento. Sí creo que los momentos más lindos fueron, por un lado, los viajes para competencias junto a varios grupos de entrenamiento, como así también los festejos de Toto ante cada nuevo logro.

 

RR – Da un sensación cuando se te ve en una carrera de una energía contagiosa. ¿ConsiIMG_20150529_142357derás que el límite es uno mentalmente?

 

MK – La verdad es que a cada carrera que voy, salvo excepciones, priorizo dentro del disfrute dar lo mejor que puedo y esa alegría que tengo creo que se transmite. Son pocas las carreras en las que busco mejorar mi marca. Con respecto a los límites, estoy convencido de que todos podemos dar un poco más de lo que nuestra cabeza nos dice. Como ya mencioné anteriormente la clave está en la actitud! Si creemos que podemos hacer más, vamos a terminar haciendo más!

Martín Kremenchuzky corre detrás de un sueño

Padece síndrome de Usher y perdió la visión hace seis años; locuaz y carismático, tiene una memoria y un sentido de la ubicación increíbles; todo está en su cabeza: los números de teléfono, las direcciones y, por supuesto, sus competencias de 2014, casi medio centenar

Nota por Gonzalo Cornago publicada en La Nacion Corre – 24 abril 2015

 

Ingeniero en sistemas, padre y novio. Practicó arquería y jabalina. Integró el seleccionado argentino de remo. Tomó clases de saxo, tango y rock. Cursos de oratoria y narración. Su vida no tiene límites. Nadie puede ponérselos y cuando aparecen, él se encarga de superarlos.

Martín Kremenchuzky padece síndrome de Usher, una enfermedad poco frecuente. Prácticamente una rareza de origen genético que provoca hipoacusia, falta de equilibrio y pérdida progresiva de la visión. Martín convive con ella y nunca detuvo su marcha… Hasta hace seis años cuando perdió definitivamente la visión.

No sólo se apagaron sus ojos. También su corazón. Sus ganas de vivir y luchar. Durante meses sólo existía su trabajo y jugar con Tomás, su hijo de apenas un año. Se tiraban en el piso y jugaban durante horas. Para eso, no necesitaba ver ni escuchar. La conexión y el amor con un hijo rompe cualquier barrera. Era su única razón para vivir y hasta en alguna oportunidad fue también lo único que lo animó a continuar.

Hasta que un día el running apareció en su vida y todo cambió mágicamente. «Comencé a ir un gimnasio y un día mi profesor me dijo de salir a correr. Como lo que me sobraba era tiempo decidí probar. El running y todas las puertas que se abrieron me permitieron darme cuenta de que había otro mundo, que podía realizar una actividad y que a pesar de mi discapacidad yo también podía correr y lograr objetivos. Me ayudó a conocer mucha gente y, sobre todo, a socializar», describe Kremenchuzky. Y añade: «Comencé a tener temas de conversación. Mi debut en una competencia fue en la Media Maratón de Buenos Aires en 2010. Salí tercero en mi categoría y me entregaron una copa. Cuando llegué a casa y mi hijo me vio con ese trofeo fue un momento sublime. A partir de ahí, creo, todo cambió. Comprendí que a pesar de mis problemas podía romper barreras y proponerme metas. Desde ese día no paré más. Fue mi gran salvación».

-¿Cómo hiciste para asimilar tu discapacidad?

-En un primer momento no encontraba ningún estímulo. No tenía sueños y pensaba si iba a ser una mochila para los demás. Qué sentido tenía seguir viviendo. Fueron tiempos muy complejos donde creía que no podía hacer ninguna actividad y mucho menos disfrutarla.

-¿Qué pasos diste para superarlo?

-Al principio me ayudaron mucho los amigos y el afecto de la familia. Luego, gracias a que comencé con una terapeuta ocupacional, aprendí a manejarme en el día a día. Pero mi mayor motivación fue cuando tomé conciencia de que Tomás no podía tener un padre derrotado, alguien que no pudiera valerse por sus propios medios. Mi cabeza hizo un clic y asumí por completo mi discapacidad. No es fácil pedir ayuda.

Martín se hace notar donde quiera que vaya. Sin proponérselo, se torna en un narrador que cautiva. Por eso, dicta charlas de motivación para inspirar a los demás. Todo lo toma con humor. Incluso, su discapacidad. Aunque no sea algo a lo que le preste demasiada atención, sus tiempos de carrera son muy buenos. Su marca en un maratón es de 3h22m. Cuando habla parece que lo observara todo. Se mueve constantemente.

¿El running y tu hijo te enseñaron a disfrutar de la vida?

-Hoy soy más feliz que cuando tenía visión. La discapacidad me ayudó muchísimo. Siento que hizo una mejor versión de mí mismo. Antes era materialista, quejoso, no disfrutaba de las cosas. Hoy valoro lo verdaderamente importante como, por ejemplo, el primer día que salí a la calle con el bastón blanco. Eso me sirvió para darme cuenta de que podía ser independiente. Fue un día maravilloso, de una felicidad total. La discapacidad me despertó curiosidad, ganas de valorar cada segundo de la vida y disfrutarlo plenamente. Cada fin de semana que tengo una carrera es un día pleno.

Cada meta que cumple, da lugar a plantear un nuevo objetivo. En mayo, Martín se convertirá en el primer argentino no vidente que participará de un Ironman. Serán en Florianópolis, Brasil, donde nadará 3800 metros, pedaleará 180 km y correrá 42km.

-¿Cómo es la relación con tus guías?

-No es fácil elegirlo porque se trata de la persona con la que pasás muchas horas. Por eso, trato de tener más de un guía. No sólo para tener reemplazo en caso de lesión sino también para no saturarnos. Generalmente, el guía tiene que correr más rápido que el ciego, porque es el que te indica el camino. El verdadero guía es el que está presente en la semana y no sólo en las carreras. En esos momentos no hay aplausos, no hay aliento, no hay cámaras. Y ellos están.

-¿Qué te gustaría hacer si recuperaras la vista?

-Ver la cara de Toto. Cuando perdí definitivamente la visión, él tenía un año y yo ya veía muy poco. En realidad, casi nada. Lo imagino todos los días pero nunca vi su rostro, su sonrisa. Daría cualquier cosa por verlo.

La persona que desafía todos los límites baja su tono de voz. Un silencio que parece eterno permite escuchar los intensos latidos de su corazón. Al menos, por un instante. Hasta que recupera las energía y vuelve a demostrar sus ganas de seguir adelante.

¿CÓMO SON SUS ENTRENAMIENTOS?

«Cuando corro debo hacerlo siempre con un guía con el que vamos unidos con una soga. Una soga corta. Si el entrenamiento es de velocidad, tratamos de hacerlo en una pista de atletismo donde no hay obstáculos», dice Kremenchuzky. Y continúa: «Para nadar, preciso un andarivel exclusivo porque no veo y, además, porque debo sacarme los audífonos. En ese momento soy ciego y sordo. Para orientarme y saber cuándo llego al extremo de la pileta cuento la cantidad de brazadas». Y el ciclismo también tiene su complejidad. «Lo hago en tándem que implica una bicicleta con doble asiento y pedales para poder ir con un guía. A veces, para entrenar, utilizo una bicicleta fija», explica..

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