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Quién quiere ser millonario: tiene sordoceguera y donó su premio para ayudar a bebés con esa discapacidad

La Nacion –

Martín es ingeniero y maratonista.
Martín es ingeniero y maratonista

Martín Kremenchuzky lo cuenta así: «A los cinco años empecé con problemas auditivos, y a los siete con los de visión. Primero dejé de ver de noche, luego se me empezó a achicar cada vez el campo visual. A los 20 el problema se estancó, pero a los 30 empezó a avanzar cada vez más, hasta que hace unos once años me quedé completamente ciego».

 Si no hubiera sido por su familia, y en especial por su hijo, el presente de Kremenchuzky hubiera sido muy diferente. A pesar de los difícil que fue la vida para el participante de Quién quiere ser millonario , supo salir adelante y que su discapacidad no lo paralizara sino que lo llevara hacia adelante. «Antes de quedarme ciego negaba un poco la discapacidad -le contó a Santiago del Moro -. Me engañaba mucho y sufrí bastante. Una vez que quedé ciego me dí cuenta de que era indisimulable, así que me dejé de engañar y empecé a tratar de ponerme objetivos que pudiera cumplir. Yo primero había decidido ser víctima, ahora decidí ser protagonista».

 Martín no solamente completó los estudios de ingeniería, sino que también es maratonista, participa en disciplinas como el esquí acuático, el remo adaptado (fue parte de la selección argentina), y es el único en todo el mundo con su condición que participó del exigente triatlón denominado Ironman.

El entiende mejor que nadie lo importante que es salir adelante, por eso los 300 mil pesos que ganó en el programa tienen destino de donación: «La plata va a ser para la Fundación Fátima, que es la primera escuela en especializarse en personas con sordoceguera. Lo están necesitando para el consultorio de estimulación temprana de bebés. En mi caso, dado que cuando era chico veía se me facilitó el poder aprender a hablar bien, pero conozco muchos chicos que tienen la misma discapacidad que tengo yo y necesitan de estimulación. Por eso decidí que este dinero fuera para ellos».

 A pesar de todo lo que hizo en la vida, y todo lo que planea hacer, el mayor orgullo de Martín es ser papá de Toto, su único hijo: «Fue mi gran motor para salir adelante. Su nacimiento coincidió con mi pérdida total de visión. Cuando era chiquito para mí era todo muy fácil, lo tenía a upa, le cantaba canciones. Pero después se me hizo más difícil. Hoy me acompaña a las competencias, cuando doy conferencias. Es increíble todas las cosas que compartimos juntos». El nene, sentado al lado de su papá y siendo en muchos momentos «sus ojos», resumió emocionado: «No sé cómo es tener un papá que ve, pero con este estoy muy feliz».
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