Era la primera vez que no iba a poder cumplir con un plan de entrenamiento. Los compromisos laborales y viajes por conferencias me obligaban a entrenar en los pocos tiempos libres que me quedaban.
Era la primera vez que no me ponía presión por lograr una marca. El hecho de haber comenzado tardíamente la preparación y de no saber cómo iban a resultar los entrenamientos sin un plan estricto, me obligaba a conformarme con menos.
Era la primera vez que no imaginaba como iba a encarar paso a paso la competencia. Estaba tan entretenido con otras cosas, que ni siquiera pensaba en los diferentes escenarios que me podían tocar.
Era la primera vez que terminaba entero todos los entrenamientos, sin sobre exigirme. En parte que Tatu se pudiera amoldar bien a mis horarios, que no tuviéramos apuro con el horario de finalización del mismo y otros, lo hacia todo muy disfrutable.
Y lejos de lo que yo pensaba hice mi mejor carrera!!! No solo por ser mi mejor marca personal, sino también porque la disfrute como nunca y aparte termine sin ningún tipo de dolor. Para mí, hacer una gran carrera no se trata solo de llegar a la meta, sino también de haber disfrutado el proceso y de en qué estado quedas al día siguiente.
Como se explica todo esto?
Barcelona puso lo suyo: un lugar soñado, un clima perfecto, un mar increíble para nadar, un circuito de ciclismo bastante ondulado pero agradable y poco calor al momento de correr el maratón.
Un entrenamiento previo en el cual escuche mucho a mi cuerpo y al no seguir ningún plan estrictamente, íbamos llegando en el día a día de acuerdo a como nos sentíamos y la verdad es que me dio mucho resultado.
Y por supuesto, un guía de lujo, el gran Tatu Sanchez, que si bien se enoja cuando digo que es un “colgado”, sigo insistiendo en que es un “colgado” aunque debo reconocer que en este proceso de principio a fin, estuvo presente en tiempo y forma en todos los momentos que tuvo que estar! La emoción de la llegada siempre es un momento indescriptible… yo levantando el puño tal ganador y Tatu saltaba de alegría… pero al mismo tiempo lloraba y lloraba… fue recién en ese momento que tome conciencia del carrerón que habíamos metido… 11hs 35min 23 seg contra todo pronóstico!
Gracias Octavio Javier!!!